Caso de estudio
Beneficios y factores de éxito de un plan estratégico para smart cities
Las ciudades han pasado a tener un papel fundamental en el desarrollo socioeconómico debido a la concentración de población que representan
El protagonismo que las ciudades han cobrado durante los últimos tiempos las traslada a los grandes retos de sostenibilidad de la sociedad. Tal y como indicamos en un artículo sobre entornos smart, la inteligencia y la tecnología impulsan el desarrollo urbano, por lo que las ciudades inteligentes apuntan a ser la solución al irrefrenable crecimiento demográfico que están experimentando las urbes.
Las ciudades inteligentes deben dirigirse hacia un modelo horizontal que unifique infraestructuras y reaproveche capacidades. Un modelo eficaz, eficiente y económico, escalable y que, a la vez, facilite el crecimiento y la propagación de los servicios innovadores
Al plantear un proyecto de smart city es fundamental adecuarlo a la realidad específica de cada ciudad, entendiendo aquellos aspectos que la pueden hacer diferencial y así potenciarlos. Las iniciativas se deben adaptar a su tamaño, sus posibilidades y sus principales intereses.
A nivel de sostenibilidad económica, se requiere innovar en el modelo de gobernanza y de gestión de servicios públicos para conseguir reducir el coste a través de un modelo más eficiente, y muy ligado a adoptar una cultura responsable con los recursos naturales y el medio ambiente.
Cabe destacar que, debido a la situación actual, el avance tecnológico, la innovación y la conectividad se presentan como soluciones que facilitan el desarrollo de ciudades con mayor calidad de vida. Ofrecer una ciudad como una plataforma permite que terceros, ya sean las empresas o los propios ciudadanos, puedan ayudar a resolver los principales problemas del entorno urbano y crear empleo.
Marco de referencia para la transformación a smart city
En Nae tomamos como base el modelo del Observatorio Nacional de las Telecomunicaciones y de la Sociedad de la Información (ONTSI), que consta de los siguientes seis ámbitos:
Las claves de un plan estratégico
La tecnología habilita el desarrollo de múltiples iniciativas, pero es el plan estratégico el elemento que permite a la Administración definir sus objetivos a corto, medio y largo plazo, e impulsar y cohesionar las iniciativas que de él se deriven.
El desarrollo del plan estratégico de una smart city se articula en tres fases:
Análisis
Interno: comprensión del modelo actual y de las iniciativas en curso, incluyendo la elaboración de encuestas de diagnóstico.
Externo: tendencias y casos de éxito en el desarrollo de smart cities.
Estrategia
Integración de la estrategia local con la estatal.
Identificación de iniciativas individuales a desarrollar.
Revisión de aspectos legales, modos de prestación de servicios y modelos tecnológicos.
Planificación
Análisis del impacto de las iniciativas, objetivos y coste estimado.
Priorización de acciones y hoja de ruta.
Partiendo del resultado del diagnóstico, se establecerá una visión estratégica, los ámbitos de enfoque de la misma y los objetivos estratégicos concretos, así como los modelos de gestión y evolución asociados, y los indicadores estratégicos impactados.
Una vez compartida y aceptada dicha situación, se elabora de manera conjunta con la Administración su mapa de objetivos estratégicos a cumplir como smart city. Con los objetivos estratégicos acordados, la Administración puede afrontar con garantías la elaboración de su hoja de ruta.
Un ejemplo sobre la planificación estratégica de una ciudad inteligente lo encontramos en el caso de Cartagena (España), en el que todas las áreas del Ayuntamiento participaron en su elaboración para asegurar el éxito del proyecto.
¿Cuáles son los beneficios de definir unos objetivos estratégicos?
Mejores prácticas: El análisis de la situación inicial y el benchmarking de tendencias y experiencias similares garantizan la adopción de las mejores prácticas.
Customización: El plan estratégico permite adaptarse a las necesidades y particularidades de la ciudad, potenciando así sus aspectos diferenciales.
Visión compartida: La redacción del plan favorece la visión compartida en el conjunto de la administración.
Definición eficaz: La correcta definición de objetivos es fundamental para identificar impactos cruzados y guiar el proyecto hacia la visión definida.
¿Cuáles son los factores de éxito?
Participación: la participación de las áreas principales de la Administración resulta crucial para que el proyecto sea compartido y apoyado no solo a nivel departamental sino municipal.
Comunicación: un proyecto de smart city afecta a la totalidad de la Administración. De esta manera, desde el primer momento se debe comunicar los objetivos del proyecto a todas las áreas, así como invitarles a compartir su comentarios, dudas e inquietudes.
Implicación: un plan estratégico de smart city se cocrea en conjunto con la Administración, de manera que debe existir implicación mutua para conseguir espacios de trabajo de calidad, en tiempo y forma, cuando cada fase del proyecto lo requiere.
Expectativas: la elaboración de un plan incluye los consiguientes objetivos, acciones y planificación. Se debe gestionar correctamente las expectativas de los agentes implicados para asegurar que todas entienden el alcance final que se conseguirá.
Como valoración final, es importante destacar que la participación es clave, sean empresas, gobernantes o los propios ciudadanos. No es suficiente con definir un plan y ponerlo en práctica, se debe implicar a las personas y que cada uno asuma sus responsabilidades. Estamos hablando de la puesta en marcha de distintas iniciativas en las que hay unos plazos, unos costes y unos recursos implicados. Es importante que todo ello sea visible, así como tener claras las expectativas y comunicarlas bien.